viernes, 23 de enero de 2009

Inspiración de un martillo nocturno

Al martillo sonoro
que en el silencio clama
acompaña mi soledad pagana.
Acoplando mi alma
al suelo del lavabo,
busco y no encuentro calma
y mis huesos se esfuerzan cual esclavo.
Del pensamiento atado
cuelga una duda que genera agobio:
holgado repertorio
que busca una salida al dormitorio.
Vislumbré el mortuorio,
y el viento que por allí transcurría
se llevó mi alma fría,
pues nada más en esa sala había.
Palpitas fuertemente
pues afirmas que ni fuego ni agua
te apartan de la mente
que te arroja al infierno de esta fragua.
Te presto mi paraguas:
el agua purificará mi piel
y el pasado escurrirá como la hiel.
Y hoy maldigo a todo aquél
que despoja de las enaguas
la miel,
el pincel
que no tocará esta yagua.
¡Sorpresa!
Me he quedado dormida
al sentir que toda una vida
se puede perder en una partida,
...y no me interesa;
prefiero el limbo
allí donde la infancia y la inocencia
hacen acto de presencia.
Decadencia
para la apariencia
de un rostro que denota ausencia,
carencia
quizás de lo olvidado,
pues jugando con dados
la vida a mi puerta hoy no ha llamado.

1 comentario:

  1. Me gustan la polimetría que haces, pero yo si fuera tú estructuraría los poemas en estrofas e intercalaría las rimas haciendo un esquema métrico más ameno para el lector.

    Aunque lo esencial -que es el contenido- es precioso.

    Se nota en tus prosas -las cuáles he leído todas-, que me han encantado.

    Un besito pequeña!

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