jueves, 26 de enero de 2012

Querido hijo o hija...

Querido hijo o hija, antes de empezar: lo siento. No puedo garantizarte una vida plena, ni puedo garantizarte un mundo feliz en el que vivir, porque no existe. No puedo ofrecerte la Luna ni el Sol, ni tampoco protegerte de todo mal, por mucho que quiera. No puedo, tampoco, curar las enfermedades que puedas contraer, porque no está en mi mano. No puedo asegurarte un plato que comer una vez al día durante toda tu vida, aunque siempre lo quitaría de mi boca para dártelo a ti. No puedo asegurarte un techo permanente bajo el que vivir, y ni siquiera puedo asegurar que alguna vez existas. Solo puedo ofrecerte el mayor de los amores y asegurarte que, por mi parte, nunca estarás solo.
Querido pequeño o pequeña, vivimos en un mundo de locos (aunque, al pensar esto, muchos dirán que tú eres el loco). Aquí los malos ganan y los buenos, normalmente, pierden. La realidad es muy dura y los golpes son muy fuertes, debes saberlo. Hay golpes que ni siquiera se ven venir, pero duelen igual o más. Hay belleza y bondad también, a pesar de todo. Hay animales, plantas, música, poesía... y quizás también estés tú.
Verás, hay cosas (materiales o no) importantes para cada persona, y cuando esa persona da con esas cosas, se dice que ha encontrado un tesoro. El mundo en el que vivimos es un tesoro para todos los seres que vivimos en él, pero hay personas muy malas que no lo valoran. En tu vida encontrarás todo tipo de personas: algunas estarán de paso y otras se quedarán más tiempo; algunas personas tendrán más cosas buenas que malas y viceversa, pero tienes que aprender a apreciar lo bueno y desechar lo malo. No te rodees de maldad, por favor. Yo intentaré evitarlo, pero en este mundo de locos solo se aprende a base de palos. Todos, desgraciadamente, hemos aprendido así en mayor o menor medida y, aunque daría todo porque tu caso fuera distinto, sé que es imposible.
Tesoro (sí, eres mi tesoro), no creas que yo inventé el mundo. Quizás, si lo hubiera hecho, no se asemejaría en nada al mundo que conoces o conocerás. Yo hubiera luchado por un mundo más justo consigo mismo, en el que los humanos no fuéramos su gran mal... en el que tú pudieras vivir sin necesidad de aprender a palos. Pero no es así. A pesar de ello, haré todo lo que pueda por que tu mundo sea lo mejor posible. Sé que si consigo que aprendas algo de lo que te digo, el mundo quizá en un futuro se convierta en algo mejor.
Por todo lo anterior, y como he dicho al principio, te pido perdón. Tú te mereces lo mejor y no podrás tenerlo, pero al menos, y como madre tuya, me comprometo a promover ese mundo ideal que este mundo merece ser: el que tú, que eres mi mundo aún sin conocerte, siempre debiste tener.

No hay comentarios:

Publicar un comentario